Todas las empresas tienen como objetivo crear valor (en el sentido más amplio) a largo plazo para sus stakeholders (clientes, empleados, proveedores, sociedad). Sin embargo, hemos visto que, para poder generarlo, muchas empresas están empezando a involucrar, en el proceso de toma de decisiones, a actores que antes tenían un papel secundario, ya que no es posible generar valor a largo plazo ignorando las necesidades de los clientes, proveedores y empleados.
En este artículo revisaremos los principales estilos de gestión e ideación de una estrategia corporativa e introduciremos el concepto de cocreación aportando consejos de cómo llevarla a cabo.
La gestión eficaz es fundamental para el éxito de una organización, y para ello existen dos enfoques o tipos de gestión principales: el enfoque top-down y el enfoque bottom-up.
En este caso, los objetivos, proyectos y acciones se determinan desde la dirección de la empresa y se comunican después al resto de la organización que no tiene ninguna influencia en este proceso. Se trata de un estilo de gestión jerárquico y tradicional en el cual el poder y la toma de decisiones generalmente son monopolizados por el equipo directivo. Este enfoque libera tiempo a los empleados para que se centren en su trabajo, y además es el estilo de gestión con el que están más familiarizados, lo que genera un sentimiento de comodidad. También acelera la toma de decisiones y su claridad debido al número reducido de personas que están involucradas en el proceso. Sin embargo, esta falta de participación por parte de otros estamentos de la compañía puede representar una oportunidad perdida de integrar diferentes puntos de vista en la toma de decisiones y genera apatía y desconexión de los empleados con la empresa y sus objetivos.
Este enfoque es la alternativa al estilo de gestión anterior, y ocurre cuando los objetivos, proyectos y acciones se basan en gran parte en el feedback proporcionado por los empleados. Se los invita a participar en el establecimiento de objetivos, a veces simplemente con comentarios, o en algunos casos con poder de decisión. Este estilo puede conducir a un incremento del compromiso, rendimiento y de la productividad de los empleados ya que se establecerán objetivos y acciones que estarán alineados con sus fortalezas individuales. Sin embargo, puede ralentizar el progreso de la empresa y, en ocasiones, generar desorganización. Otro inconveniente es que los empleados pueden establecer objetivos y acciones que no están alineados con la visión a largo plazo de la compañía.
Las dos alternativas anteriores, con sus diversas ventajas, siguen sin ser opciones ideales para la gestión. En cambio, la combinación de ambas, donde los directores no solo dan órdenes y los empleados no solo dan feedback, sino que las dos partes participan simultáneamente en la toma de decisiones, podría ser una buena alternativa. Esa combinación ya existe, y se trata de la cocreación. La cocreación es una modalidad que involucra a diversas partes con las cuales no se cuenta normalmente en el proceso de decisión con el objetivo de producir conjuntamente una estrategia o idear innovaciones. Se caracteriza no solo por contar con el equipo directivo y los empleados, sino también por poner al consumidor en el centro, algo que no se daba en los enfoques anteriores. A través de este proceso de involucrar a diferentes actores en la ideación de estrategias y productos, se incrementa la lealtad que tendrán hacia la compañía, sintiéndose parte del éxito empresarial, además de la generación de información extensa y relevante a partir de perspectivas diversas.
Estas 3 alternativas tienen un tipo de alcance y proporcionan información diferente, y la elección entre ellas dependerá de qué objetivos y expectativas tenga la empresa.
Para poder realizar un proceso de cocreación con éxito, también será clave crear un ambiente de trabajo en el que los empleados y los diferentes actores que vayan a formar parte del proceso puedan sentirse cómodos y con confianza para poder proporcionar su opinión sin miedo a ser juzgados. Para ello, es vital que la empresa integre en su día a día conceptos como la positividad, la transparencia y el respeto, que a su vez permitirá reforzar el compromiso de los diferentes actores, haciéndolos sentir valorados y como una parte esencial del éxito. Con el objetivo de extraer el máximo del proceso de cocreación, será recomendable proporcionar una breve formación previa a los participantes de las dinámicas, ya sea haciendo un onboarding a la herramienta online que se vaya a utilizar o facilitando una guía sobre dar feedback de manera efectiva y constructiva.
Debido a la gran variedad de procesos de cocreación que existen, se ha creado una clasificación de 4 tipologías de cocreación diferentes, basadas en 2 dimensiones: el alcance de las personas que participarán en la dinámica, distinguiendo entre la posibilidad de que participe cualquier persona o de que se realice un proceso de selección, y la distinción entre la titularidad del proceso (del impulsor o del impulsor y los colaboradores). La elección dependerá de los objetivos que se marque la empresa para dicho proceso.
Esta alternativa será la más adecuada para situaciones que requieran mucho tiempo y exijan experiencia e ideas innovadoras. Los colaboradores se encontrarán a través de un proceso de selección, ya que deben cumplir con ciertos criterios.
Se trata de un juego de números en el cual se confía en que, para cada proceso, pueda haber alguien con una idea brillante, por lo que cualquier persona puede participar. Sin embargo, el proceso será más largo debido a la cantidad de información para analizar.
Cada participante estará especializado en alguna modalidad, buscando poner en común ideas provenientes de perfiles distintos. En este caso, serán seleccionados específicamente.
Esta es, quizás, la tipología que menos aplica a las empresas. En este caso, el resultado del proceso de cocreación no tiene dueño, como, por ejemplo, el concepto de código abierto donde la gente puede aportar piezas de código de manera altruista aportando para el bien común.
La elección entre las diferentes tipologías dependerá exclusivamente de los objetivos de la empresa y posibles requisitos o restricciones para llevar a cabo el proceso.
Las plataformas cocreativas pueden ayudar con objetivos empresariales muy diversos, como, por ejemplo, la implementación de nuevas tecnologías, reestructuraciones o cambios en la cultura de la empresa.
Algunos de los beneficios que podemos obtener a partir de la realización de un proceso de cocreación son:
Genera un sentimiento de empoderamiento y responsabilidad debido al nuevo rol de agentes de cambio que se les da a los empleados.
La mayoría de los empleados y clientes tienen ideas valiosas sobre cómo puede mejorar la empresa, y, en muchos casos, están dispuestos a compartirlas para participar en el proceso de mejora.
Un caso de éxito es el de LEGO, quien en 2008 creó LEGO Ideas, una plataforma donde sus consumidores pueden enviar ideas de productos, comercializando los diseños más populares y ofreciendo un 1% de la recaudación de las ventas a su creador. Esta iniciativa ha recibido, desde entonces, más de un millón de propuestas, rescatando a la empresa de una situación muy complicada. Sin embargo, muchas compañías continúan con un enfoque excesivamente convencional y desaprovechando mucha información valiosa por no contar con todos los niveles organizativos ni con los consumidores para los procesos de ideación.
Desde Enzyme recomendamos implementar estrategias de cocreación que involucren a personas de diferentes niveles de la organización y a clientes. Si quieres que te ayudemos a implementar un proceso de ideación, contáctanos ahora.
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