Las tormentas de ideas, también llamadas comúnmente brainstorming, sirven para incentivar el nacimiento de ideas. Se trata de compartir en grupo ideas que sobrevienen y es una práctica muy extendida en las empresas: todo profesional ha participado en una de estas sesiones alguna vez en su vida laboral. Para que la lluvia de ideas sea fructífera y esté llena de inspiración e innovación, puedes seguir una serie de normas o buena praxis. En este artículo analizamos el brainstorming: significado, ejemplos y claves para que sea productivo.
El significado de brainstorming es el de lluvia de ideas. En una sesión de brainstorming los asistentes lanzan al aire, de forma libre y abierta, sus pensamientos acerca del tema a tratar. La idea es, precisamente, no reflexionar demasiado sobre la respuesta, sino dejarse llevar para que la mente se deshiniba.
Y es que, queramos o no, todas las personas partimos de unos conocimientos y estamos enmarcados en un sistema concreto: ciertos prejuicios, ciertas formas de pensar, ideas heredadas… La clave del brainstorming es, precisamente, esta. Lanzar ideas saliendo de esa “caja” que puede resultar nuestra mente.
Si hablamos de compartir ideas y de ponerlas en común a través de la técnica brainstorming, debemos tener en cuenta algunas buenas prácticas para obtener frutos de esta reunión inspiracional con los miembros del equipo o de la organización. Porque hay que considerar el brainstorming como un proceso creativo y crear es ir más allá del marco común, para forzarlo siendo capaz de ver oportunidades nuevas y otro tipo de innovaciones en lugares donde puede que reinen los estereotipos y las rígidas directrices.
Tomando como inspiración la revolución intelectual de mayo del 68, podemos hacer nuestros algunos de sus lemas para llegar a desarrollar la ideación.
Olvida que menos es más. En el caso de crear una lluvia de ideas óptima es justamente lo contrario: cuantas más ideas se aporten será mucho mejor. En este punto no hay que enfocarse tanto en la calidad de estas ideas como en la calidad y sobre todo en la fluidez y espontaneidad con la que brotan de cada participante. Se pueden organizar turnos y llevar a cabo la sesión de lluvia de ideas con ritmo.
En un brainstorming cabe proponer ideas que sean diferentes y atrevidas. La idea es acabar yendo más allá y ser creativos al máximo.
Para garantizar la fluidez con la que emergen nuevas ideas, será mejor que no censuramos ni prohibamos nada, al menos a priori. Luego ya filtraremos o introduciremos mejoras si es necesario.
Cada persona que participe en el brainstorming debe verse empoderada y validada para proponer sus ideas. Dicho de otra manera: las jerarquías quedan fuera de una reunión brainstorming y no hay ideas mejores que otras por el hecho de que sea la dirección quien las proponga.
Uno de los rasgos de las lluvias de ideas es que no pueden ser sesiones muy largas en el tiempo. Puede que con unos veinte minutos tengamos suficiente si conseguimos que la sesión sea de verdad dinámica y fluida.
Para iniciar este tipo de reunión, aparte de las consignas estilo mayo del 68, la idea es adaptar la lluvia de ideas a la necesidad o solución que se quiere explorar.
El proceso de brainstorming entraña un alto poder creativo. Las recomendaciones citadas serán las que propicien esa atmósfera altamente creativa que se necesita para generar nuevas ideas y comunicarlas a través de la ideación o lluvia de ideas. Esta es una técnica que no solo consigue resultados increíbles sino también sorprendentes, puesto que la regla es que no hay reglas, y en este sentido, no es limitativa.
Rubén es Ingeniero Técnico, Máster en Gestión de Calidad y PDD por IESE. Cuenta con más de 15 años de experiencia en consultoría en varios sectores entre los que se incluyen banca y distribución. Su experiencia se centra fundamentalmente en el área de procesos BPM.
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