Cada vez se habla más de ChatGPT, el nuevo prototipo de chatbot de la compañía OpenAI. No en vano, no todas las aplicaciones consiguen alcanzar más del millón de usuarios en menos de una semana desde que están disponibles para el gran público. Sin embargo, ¿sabes qué es exactamente ChatGPT y para qué sirve? ¿Sabes qué aplicaciones tiene y cuáles son sus limitaciones más importantes?
Si quieres conocer la respuesta a esta y a otras cuestiones sobre el tema sigue leyendo y te contamos todas las claves.
ChatGPT es un modelo de machine learning entrenado para responder de forma conversacional. Es decir, es lo que conocemos como un chatbot.
Está basado en un modelo de lenguaje y ha sido entrenado con grandes cantidades de texto, por lo que puede dar respuestas muy elaboradas, así como generar artículos e, incluso, ayudar a un usuario a programar corrigiendo código.
Además, puede hacer sus propias preguntas según la conversación, rechazar premisas incorrectas, y admitir y aprender de sus propios errores.
ChatGPT ha sido creado por OpenAI, un laboratorio de investigación de inteligencia artificial con sede en San Francisco. De hecho, es el mismo laboratorio que creó a Dall·E 2, un sistema de inteligencia artificial que puede generar arte e imágenes realísticas a través de descripciones en lenguaje natural.
A diferencia de los chatbots a los que estamos acostumbrados, que suelen crearse para un propósito específico (por ejemplo, para preguntar sobre el estado de un pedido o para hacer una reserva en un restaurante), ChatGPT es un chatbot genérico.
ChatGPT ha sido desarrollado a partir de un modelo de inteligencia artificial que ha sido entrenado con muchísimos datos de internet. Esto hace que tenga muchísima más información que otros chatbots.
De hecho, gracias al nivel de información almacenada, se le puede pedir que escriba artículos, trabajos y, en definitiva, cualquier tipo de texto sobre un tema en particular.
Además, no solo responde en la lingua franca de internet (el inglés), sino que se puede mantener una conversación con él en muchas otras lenguas. Por ejemplo francés, ruso, castellano e incluso catalán (una lengua con mucho menos presencia en internet).
Si estáis pensando que esto suena demasiado bonito para ser verdad, estáis en lo cierto. A pesar de los importantes avances que representa ChatGPT en comparación con otros chatbots anteriores, este también tiene sus propias limitaciones.
Las más importantes son las siguientes:
Para empezar, muchas veces ChatGPT escribirá frases bien estructuradas desde una perspectiva lingüística, pero incorrectas o sin sentido.
Se trata de una cuestión difícil de resolver. El problema se debe a la manera en cómo ChatGPT fue entrenado. De hecho, decidir qué es verdad y qué son opiniones es una discusión filosófica en la que no todos nos pondríamos de acuerdo.
Es posible que ChatGPT sepa responder a una pregunta, pero también es posible que no termine de entender correctamente qué se le está preguntando. En este sentido, usar palabras diferentes a las esperadas, usar un orden distinto al habitual e, incluso, cometer fallos ortográficos, pueden llevar a un malentendido por parte de ChatGPT.
Si alguna vez habláis con ChatGPT, veréis que tiende a escribir frases largas con estructuras que se repiten. Esto se debe a que, en la fase de entrenamiento, los humanos que supervisaban las tareas daban preferencia a las respuestas largas que a las cortas. Esto hace que, en ocasiones, ChatGPT hable más de la cuenta para expresar algo que se podría decir con facilidad con frases u oraciones más cortas.
Cuando tenemos dudas en una conversación, los humanos solemos hacer preguntas para ver si hemos entendido correctamente a la otra persona. Este comportamiento se llama grounding.
Lo deseable sería que ChatGPT copiase este mismo comportamiento. Sin embargo, cuando no está seguro de lo que el usuario quiere decir, simplemente hace una suposición y continúa la conversación, lo que puede dar lugar a errores de comprensión importantes.
Como todos los modelos entrenados con datos sin revisar y procedentes de internet, ChatGPT puede dar respuestas no deseadas debido a determinados sesgos. Es decir, que puede responder de forma sexista, machista, racista, xenófoba, etc.
Esto se debe a que la gente exhibe este comportamiento en las redes y ChatGPT toma como referencia dichos comportamientos. OpenAI usa una herramienta para evitar que se muestre este comportamiento (moderation endpoint), pero, a pesar de ello, es posible que en algunos casos se terminen mostrando este tipo de sesgos.
En palabras de Sam Altman, CEO de OpenAI, ChatGPT tiene unas limitaciones increíbles, pero es lo suficientemente bueno en algunas cosas para crear una impresión errónea de grandeza.
Es decir, que sería un error confiar en él para cosas importantes en este momento. Sin embargo, a pesar de que aún hay mucho trabajo que hacer, constituye un avance considerable en el proceso de crear chatbots y voicebots sin limitaciones de ningún tipo.
ChatGPT es una herramienta única que representa un gran avance en el mundo del procesamiento del lenguaje natural, pero no podemos confiar en ella de forma ciega. En este sentido, la inteligencia artificial que se representa en el mundo de la ciencia ficción está todavía muy lejos.
Al ser un chatbot de carácter general, se puede chatear con ChatGPT de forma similar a como se hablaría con un humano. Sin embargo, puede tener comportamientos no deseados e incluso dañinos en ciertas ocasiones. Por eso, a día de hoy, un chatbot entrenado únicamente para las interacciones específicas que podría requerir una empresa es una herramienta mucho más fiable y controlable. Además, puede presentar una imagen más específica que ChatGPT.
En este sentido, integrar un chatbot que responda a las preguntas específicas de los clientes utilizando ChatGPT para dar respuesta a cuestiones más generales es todavía un reto. Uno de los retos del futuro más inmediato, pero un reto al fin y al cabo.
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